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Proceso de maduración y envejecimiento del vino tinto

El tiempo constituye el principal factor a tener en cuenta para establecer las características que garanticen en gran medida una mejoría y equilibrio en los sabores y aromas esperados de un vino. Igualmente determina el encarecimiento de los mismos y los platos con los que se recomienda acompañar.

En el caso de los vinos tintos se pueden establecer 4 clasificaciones relacionadas con los períodos de maduración en barrica de roble y del propio envejecimiento a que deben someterse en la botella antes de ser comercializado.


Las barricas de madera le conferirán al producto aromas y sabores característicos que se incrementarán con el tiempo de permanencia, dejando pasar el oxígeno muy lentamente a través de los poros naturales de la madera. Al pasar a la botella se logra cierto envejecimiento en ausencia total de oxígeno y en un material inerte que va a favorecer y complementar las características del producto final.

Las 4 clasificaciones que se dan a los vinos en función con los períodos de añejamiento se conocen como:

Vinos jóvenes: Ningún o poco tiempo en barrica de roble. Se consumen dentro del primer año de su elaboración. Durante mucho tiempo se relacionaron con baja calidad del producto. Sin embargo se han comprobado sus bondades por presentar deliciosos aromas frutales y florales que a la vez hacen de estos vinos un producto fácil de beber. Es por eso que son excelentes para el consumo diario y para combinar con platos que requieran de poca elaboración, siendo ideal para maridar con ensaladas y salsas que le ayudan a mantener el tono de acidez. Los pescados de carne firme como atún y bacalao se prefieren consumir acompañados de este tipo de vino en lugar de los blancos. Pueden beberse fríos.

Vinos de crianza: Estos vinos han pasado entre 6 meses y 1 año en barricas y reposan en botella hasta el tercer año de su elaboración, a partir del cual puede comercializarse. Durante este tiempo las cualidades del producto mejoran y se alcanza un mayor equilibrio de aromas y sabores. Presentan características organolépticas más complejas por el tiempo de reposo. Acompañan bien a platos de caza menor aliñados con hierbas aromáticas.

Vinos Reserva: Deben permanecer como mínimo durante 1 año en barrica y luego se comercializan al cuarto año de su elaboración.

Vinos Gran Reserva: Estadía de al menos 2 años en barrica y 3 en botella, comercializándose al sexto año de su elaboración.

Estas dos últimas clasificaciones alcanzan un mayor período de maduración y envejecimiento, lo que le aporta poderosos aromas y sabores que les permiten ser la opción perfecta para acompañar platos muy elaborados, carnes de caza y quesos con sabores muy fuertes.

A medida que se incrementa el proceso de añejamiento se logra un incremento de los aromas y sabores de los vinos por el tiempo en barrica y un mayor equilibrio de los ya existentes. De igual forma la calidad aumenta y por ende se encarecen. En la medida que un vino alcanza un bouquet más fuerte se recomienda para acompañar platos que imiten de cierta forma esta condición.

Salud et a la prochaine!

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